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Última actualización: 17/Noviembre/2012

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Katmeowpower

29 sept 2011

Mágicos Fuegos Artificiales

Diciembre 1999. 


El invierno en ésta ciudad no era como en las demás ciudades, hacía frío, claro, pero jamás el suelo se llenaba de blanco, y casi nunca había la necesidad de encender chimeneas. Eso sí, el usar abrigos, bufandas, gorros, y demás cosas para cubrirte del aire helado era totalmente normal, sobre todo cuando bajaba la neblina.
Sin embargo, era también común, de acuerdo a las festividades de la temporada, que los niños salieran a jugar por las noches con luces de bengala, cuetes, chispitas, cebollines y demás fetiches pirotécnicos que alegraban el rostro de los pequeños, gracias a esos divertidos juegos de luces inofensivos.

Fue en una de esas noches cuando, con la más pura inocencia, comprobé lo que era sentir amor.

Él era mi vecino de hace unos meses, siempre solíamos jugar casi todas las tardes juntos, comía en mi casa, yo cenaba en la suya, hacíamos la tarea juntos, ¡veíamos las mismas caricaturas!, me acompañaba a la tienda y compartíamos los dulces, compartíamos los gustos, compartíamos las experiencias de esa corta edad... ¡éramos inseparables! Lo hacíamos todo juntos y yo era muy dichosa con ello, porque en el fondo, algo en mi corazón se movía y se llenaba de mucha emoción cada vez que lo veía y le hablaba.

Y en esa noche de diciembre, supe que era correspondida.
Nos encontrábamos afuera de mi casa, por ahí casi los automóviles no pasaban, así que era fácil para nosotros recorrer las calles. Mis papás me habían comprado un nuevo juego de luces de bengala; sabía que por el nacimiento de tu hermanita, tú familia en esos momentos escaseaba de recursos, y tú tenías muchas ganas de tener y divertirte con esas deslumbrantes varitas; por eso salí corriendo a enseñártelas para que las encendiéramos juntos y pasáramos un agradable rato, como siempre. Aunque jamás imaginé que esa se convertiría por mucho, la mejor noche de mi infancia.

-¡Pidamos un deseo!- Dijiste cuando la última varita estaba por consumirse -¡Un deseo juntos! ¡De los dos!
-¡Está bien!- respondí -¿Pero como qué?
-¡Lo que quieras! ¡Lo que más anhele tu corazón!

¿Lo que más anhelara mi corazón? Mi mente rápidamente formuló tu nombre y me sonrojé ante tal pensamiento, pero en eso, me volteaste a ver, con tus ojos de mil soles, y fue como si el tiempo se detuviera allí, lo que más deseaba mi corazón se encontraba justo frente de mí y no quería perderle.
Por eso, actuando impulsivamente, te solté un rápido beso en los labios. Había sido una acción burda, torpe, casi fría, pero en el fondo, ambos habíamos sentido una especie de calidez y una maravillosa sensación que jamás hubiésemos imaginado sentir.

-Quiero que nunca nos separemos. Que estemos siempre juntos.- Te dije angustiada, pues también tenía el temor de que me rechazaras, pero no fue así. Tomaste mi mano y la sostuviste fuerte.
-Jamás lo haremos, yo no te dejaré. ¡Pero hagamos un pacto!-
-¿Cuál?
-Que cada vez que veamos luces y chispas de colores, como las de bengala, entonces recordaremos este momento y seremos felices. ¿Vale?
-Vale
-¿Me lo prometes?
-¡Te lo juro! ¡Te quiero mucho!
-¡Y yo a ti! ¡Te quiero!
Nos abrazamos llenos de tanta alegría, que ni siquiera vimos como la última varita se encendía más viva que nunca.


12 años después...

Ha pasado ya tanto tiempo. No recuerdo que ocurrió exactamente después de ese evento, sólo que crecimos, nos seguimos viendo, seguimos compartiendo cosas y un día, nuestras vidas tomaron diferentes rumbos.

Jamás olvidé aquella noche, ni tampoco nuestra pequeña pero valiosa promesa. Hoy estoy entre una gran multitud, hay una catedral frente mío, es septiembre, aunque todo me recuerda a ese cálido diciembre.

Y te preguntarás ¿qué rayos estoy haciendo en un lugar así?

Hace un año, ya había venido a participar en este suceso. Estaba en el tercer piso de un edificio y la vista era preciosa, la gente se veía como hormiguitas pero el cielo era inmenso.
Esa vez también lo recordé todo, por cada lluvia de colores, grité a los cuatro vientos tu nombre, por cada cascada de pirotecnias que alumbraban mi ojos, grité un TE AMO con la más pura de la emociones, y por cada luz que se encendía en el firmamento, mi alma silenciosamente pedía un deseo: Que estuvieras donde estuvieras, fueras el más feliz de los hombres.

Nunca he creído, ni creeré en la Iglesia Católica, ni tampoco en el fanatismo de algunas personas hacia un Dios tan vago y fantasioso. Pero en esa ocasión, mi fe la deposité en aquellos seres espirituales a lo cuales llamamos ángeles, y en aquél Ser Superior que aunque no interviene en nuestras acciones, nos brinda el don de la vida.


Por eso hoy. vengo a agradecer que nuestra promesa siga vigente, porque a pesar de los años transcurridos, y de que cada uno está tan separado del otro,  yo sé que esa unión que formamos, la del corazón y los sentimientos que compartimos, no se ha roto. Además de que, mi deseo también se cumplió. Sé que eres feliz, y sabes que no hay mejor dicha para mí.

Hoy ya no pido nada, sólo ofrezco mi júbilo y mi vista de espectador ante esas alucinantes pirotecnias.
¡Mágicos fuegos artificiales! ¡Lo que esa noche sentí al besarte! ¡Mágicos fuegos artificiales! ¡Iguales a mis sentimientos por ti!




.-.-.-.-.-.-.-

Hoy es día de San Miguel Arcángel, y aunque no soy religiosa y no soy tan devota a esas cosas, se ha convertido en una tradición muy particular, pues me encanta ver los fuegos artificiales que lanzan en la Catedral al final de la celebración. Pues como dice el relato, creo y tengo fe en los ángeles y en lo que me dice el corazón.






3 comentarios:

horas laborales dijo...

ahora que lo pienso objetivamente, la razon de tan poco exito del blog es en si que, a pesar de su diseño grafico y teoricamente agradable, es vacio en contenido y esporadicamente actualizado.

=^Lizdan-LoKat^= dijo...

hola, me gusta mucho tu historia, gracias por compartirla es un muy bonito recuerdo, sigue escribiendo :D

Katmeowpower dijo...

@horas laborales

Qué lástima, pero entiendo, en gustos se rompen géneros. Aun así, gracias por tomarse la molestia en dejar su comentario "objetivo".

 

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