Bip.
Un pitido y sigue inmóvil.
Bip.
Otro más y sigue sin despertar.
Bip.
Me pregunto si ella siente, escucha, sueña...
Bip.
Veo su respiración pausada y plena.
Y lo único que pido es: -Regresa- que vuelva
-Descuida, creo que está en un lugar mejor que aquí-
Ha entrado Ren. Mi (nuestro) mejor amigo. No me sorprende cuando toma lugar junto de ella, saca un peine y comienza a cepillar sus cabellos negros. Es la rutina de todos los días. después de la primera sesión del grupo de investigación, los dos venimos a hacerle compañía. Yo le platico sobre lo nuevo que descubrimos cada día y él sólo se dedica peinar su pelo.
Es nuestra forma de liberar la culpa. Los dos vimos señales y teníamos razones, pero no pudimos hacer nada para salvarla.
-Eso espero...-suspiro tristemente.
-No te preocupes. Ayer soñé con ella, o más bien, la encontré con nuestros recuerdos. Fue de la primera vez que vimos las bolas de fuego en el cielo. Eran 3 y hacían una formación triangular, parecía que venían directo hacia nosotros, no sabíamosqué hacer, ella apretaba fuertemente mi mano, tenía miedo. En eso lo único que atinó a decir fue "¡Ren! ¡Corre!" Y los dos corrimos lo más rápido que pudimos, queríamos encontrar un refugio y lo más cercano era mi casa. Cuando llegamos ahí, las bolas de fuego se desvanecían y nos quedamos observando, aun sujetados de las manos, hasta que se perdieron en el firmamento. Ella entonces volteó y me dijo: "Si es mi último día quiero que sepas que eres mi mejor amigo, el más importante. Y pase lo que pase aquí estaré, tal vez no físicamente, pero sí en tu mente, en tu corazón, en éste momento. Porque te quiero y ese ssentimiento nada ni nadie podrá borrar..."- Toma aire tratando de aguantar las ganas de llorar - Esa fue la última vez que supe de ella - dice en un hilo de voz.
-En ese entonces ¿sabías lo que significaban las bolas de fuego?-
-No. Por eso me siento tan culpable. Si tan sólo le hubiera prestado más atención, si tan sólo hubiera investigado más, si tan sólo hubiera comprendido que esa era una señal...
-El hubiera no existe, Ren-
-Lo sé, Rebeca. Pero me pongo a pensar en las miles de personas que pude haber salvado gracias a eso- Veo cómo aprieta sus puños, transformando la amargura en ira. -Que gracias a eso ella ahora estaría aquí.
Me paro del lugar donde estoy, me acerco hacia él y lo abrazo por la espalda. Intento tranquilizarlo pues noto que se encuentraa inestable. -Calma, ella está aquí. Recuerda lo que te dijo. En mente y corazón, así.-Observo que mis palabras lo hacen reaccionar y dejo de abrazarlo. Él me mira y asiente la cabeza en forma de agradecimiento.
-¿Sabes? Te envidio-
-¿Por qué?- Me pregunta totalmente sorprendido
-Porque al menos tú puedes encotrarla en sueños. En cambio yo, ya ni siquiera recuerdo el color de sus ojos o el sonido de su voz. Pareciera que mi inconciente estuviera borrando de mi memoria todo lo relacionado a ella.
-No te sientas mal, Rebeca- Me dice apoyando su palma en mi hombro.- Es sólo que tú has aprendidoa vivir en el presente, no como yo, que me encuentro casi hundido en la nostalgia-
-¿Y tu crees que eso sea correcto?-
-¡Claro que lo es! Se podría decir que eres la capitana de este navío. Es bueno que tengas tu mente firme y concentrada en llegar a nuestro destino. Porque si te mantienes así, podrás salvarla y no conformarte con sólo recordarla.
-Tienes razón. Gracias-
Y así, los dos nos mantuvimos por varios minutos de pie, al lado de su cama. Escuchando el "Bip" que medía su pulso y mirando su rostro apacible y en calma.
Es cierto, jamás la volví a soñar después de la última vez que estuve con ella en vida; pero también es cierto, que a partir de ese momento, mis sueños los invade alguien más.
