"Lo que el artista probablemente nunca escuchará de La Maga..."
Escribo y te recuerdo.
Nos recuerdo.
Una habitación, un baile para dos.
Con el compás del silencio,
siguiendo un ritmo hecho con tu respiración y mi aliento.
Volando alto, viajando lejos.
Enmarañados los cuerpos, creando futuros y creando tiempos.
Coloreando con besos la lluvia y el cielo.
Éramos la furia loca de la locura en sus mejores momentos;
la cordura malentendida.
La primavera desperezándose del mundo hibernal;
la ebullición de la vida.
Siempre encerrados en un cuarto,
encendiendo velas de fogosidad efusiva.
Arrebatos exaltados en las noches de deseo, que,
nacido entre ansías, nos imbuía.
Las palabras que sobraban entre las mantas se escondían,
entre las sábanas se guarecían.
Y entonces, un "Te quiero" perdido, un "Lo siento" decidido;
de nuestros labios salían.
Éramos la fusión de una estrella fugaz con la luna,
el amanecer encendido.
Éramos el secreto que todos intuyen,
el más dulce y peculiar sonido.
Y pienso en cómo hilaba hebras de fantasía con tu vello,
rescatando de tu alma casi toda mi verdad.
Buscando la certeza entre tu cuerpo,
sintiendo encontrar en tu cerco mi libertad.
Susurrándote gemidos al oído; dedicándote poemas al pensar:
"Somos dos versos que riman sin rima, somos la esencia de todo lo genial"
Como la esperanza que espera, lo cercano y lo profundo.
Así nuestras pieles cautivas y exhaustas, marcando mapas sin ruta ni rumbo.
Y pretendía que tú me pintabas ilusiones sobre la nariz,
queriendo despertarme del sueño.
Pero encendías aquello oscuro que había en mí;
lo íntimo y el misterio.
Tapabas con tu contorno mis huecos,
con tus virtudes mis faltas.
Destapabas la risa que hoy no encuentro,
anudándote en mi espalda.
Fuimos la reacción a punto de explosionar,
manchando de cálido líquido el mundo.
Fuimos el silencio que no pudieron callar,
el más tierno e insondable conjunto.
