¿Suerte o Destino?

-¿Creen en el destino? ¿Creen en la buena o mala suerte? ¿Por qué? ¿Como lo
saben?

Así fue como inició el profesor su clase de filosfía. Varios
alumnos empezaron a manifestar su opinión, pero ninguno supo realmente cuál era
la diferencia básica entre el destino y la suerte.

Buscando en el diccionario, esto fue lo que una alumna encontró:

Destino: Encadenamiento de los
sucesos, considerado como necesario y fatal. Señalamiento de una cosa para un
determinado fin. Lugar a donde se va.

Suerte: Encadenamiento de los sucesos,
considerado como fortuito o casual. Casualidad a que se fía la resolución de una
cosa.

Sin embargo, esto en lugar de ayudar, introdujo a todos a más dudas.
El profesor al ver el alboroto se decidió a hablar:

-Les tengo una mala noticia a todos. A los escépticos les digo que la
suerte y el destino sí existen y puedo comprobarlo; a los fanáticos de la
astrología que no salen de su casa sin antes consultar su horóscopo, les diré
que el destino y la suerte no existen.-

En el aula se quedaron viendo unos a otros con cara de What? Ahora sí que todo era confusión.

-Todo depende de cómo lo veamos. Levante la mano la persona que decidió,
bajo libre voluntad, nacer- preguntó el profesor sieguiendo con su extraña
clase. Obviamente nadie levantó la mano.

-Levante la mano la persona que eligió a sus padres, la que eligió el
país o la época en que nacería. ¿Nadie? ¿Nadie lo elgió? Entonces no son libres.
No pudieron elegir de las cosas más fundamentales en la vida.

¡Changos! El profe parecía loco de remate. Y el signo de interrogación en
la cabeza de los estudiantes se iba haciendo cada vez más grande.

-Ahora levante la mano la persona que eligió como peinarse hoy y decidió
hacer o no la tarea - todos lo hicieron- Entonces, yo les pregunto: ¿Existe el
destino? ¿Podemos elegir o estamos determinados?

-¡Las dos cosas!- gritó un joven al fondo del salón

-Efectivamente - continuó el profesor - no somos totalmente libres ni
totalmente determinados a algo. El destino es lo que no podemos cambiar o
elegir; no nos da opciones: nuestro físico, nuestros padres, la época en que
viviremos. Si estamos contentos o no, ni modo.

-No es cierto profesor- replicó una chica -Mi hermana no estaba de acuerdo
con su físico, se operó, se lo cambió y punto.

-Cambió su cuerpo, más no cambio de cuerpo. Eso nadie lo puede hacer. Como
el destino que no podemos cambiar y lo mejor es aceptarlo. No se fijen en
lo malo y chequen lo bueno que les tocó. El destino nos hace únicos, así
que sintámonos orgullosos

-¿Hay destino futuro o sólo es destino pasado?- preguntó un alumno

-Por su puesto que hay destino futuro. La muerte lo es. Nosotros no
elegimos cuándo morir. Incluso los suicidas, si no les toca, creánme que se
salvan. La muerte no depende de nosotros, ni de la edad, ni de la misma
salud.

-Pero ¿no sería eso buena o mala suerte?- siguió el estudiante

-No. Como lo vieron en el diccionario, la suerte es casual. La suerte nos
permite decidir o cambiar de opinión. No todos tenemos las misma opciones en la
vida. Suponiendo que de los millones de personas que existimos en el mundo,
tendremos la suerte de conocer a 10 mil, pero dentro de esos nosotros elegiremos
a nuestras amistades. Como ven. la suerte es más flexible que el destino.

-¿Y podremos saber cuál es nuestra suerte futura?

-¡Claro! Simplemente pregúntense a ustedes mismo lo que quieren hacer en la
vida dentro de sus posibilidades. Hay que estar preparados para todo, para la
buena o mala suerte y saber elegir. Por eso es importante aprender a tomar
decisiones, porque no sabemos qué cartas nos van a tocar. Te reparten cinco y
con ésas, jugándolas de la mejor manera, tienes que ganar. Te puede tocar un muy
buen juego o uno malo, pero nunca se pierde la esperanza.

En medio del silencio sepulcral que invadió el salón, la chicharra sonó y
la clase se dio por terminada.

Fin

Al parecer la frase "Cada quien es arquitecto de su propio destino", está mal dicha, mas bien somos arquitectos de nuestra vida. Nos dan los materiales ( la suerte y el destino) y con ellos tenemos que construir lo mejor que podamos.

Pero, ¿qué pasa cuando nosotros ponemos nuestro mayor emepeño en lograr algo y no se da? ¿Es destino o es suerte? .

Lo único que podemos hacer es dormir tranquilos porque hemos puesto de nuestra parte lo mejor para lograrlo, no hay que culparse, quizá no era el momento ni el lugar. Cree en ti mismo, espera, cambia de táctica (te darán otras cartas) y vuelve a jugar. No hay que quedarse con la duda del "si yo hubiera..."

Aveces nos olvidamos del poder que tenemos, sobre todo al tomar decisiones.

Y como Isaí dice: "Un gran poder, lleva una gran responsabilidad" xD
Hay que ser responsables de las opciones que tomamos y asumir las consecuencias.