Hablemos en sueños [I]

Es un día claro. Es un parque. Veo a niños corriendo, me invitan a participar en sus juegos. Hay uno que me sostiene la mano, es cálido, me agrada; me dirige hacia la sombra de un árbol. Me dice que debo esperar ahí, que hay una sorpresa para mí. El niño sonriente se va, yo no entiendo nada, pero no presiento algo malo.

En eso, veo como el niño regresa pero no está solo, una figura lo acompaña, se mueve al compás del viento... ¡Un momento! ¡Le conozco!

Observo con detenimientos sus facciones, suaves y coquetas, su rostro refleja felicidad, y me mira con la más infinita de las alegrías.

 ¡Es ella! ¡La mujer de mis sueños!

 Acercándose más a mí puedo reconocer a detalle su cuerpo, pequeño, delicado; su cabello negro lo trae suelto y le llega a los hombros, sus mejillas están sonrodadas, y sus pupilas brillan...

Ah... Sus ojos, grandes y hermosos... Combinan con su sencillo vestido color azul cielo... ¡Qué bella luce!

El niño que la acompaña la deja a mi lado, sonríe dulcemente y de ahí se marcha a seguir jugando.

Ella entonces me mira. No sé cuánto tiempo pasa antes de que mi mano roce su mejilla. Quiero sentirla, saber que de verdad está allí, junto a mí. ¡Que es real!

Y cuando percibo la suavidad de su piel, no lo pienso dos veces y la beso.

Nuestros labios se funden en un cúmulo de emociones y sentimientos de amor, de pasión, de esperanza y de gran dicha. Nos besamos como si fuera el último día de nuestras vidas, siento la falta de aire, pero no me importa. ¡Ella está aquí! ¡La tengo entre mis brazos y la estoy besando! ¡Soy el hombre más feliz!

 Así pues, ella decide interrumpir la acción pero sin alejarse de mi, y susurrante, pronuncia las palabras más divinas del mundo: "Te amo". Mi corazón palpita entusiasmado, si estaba contento, ahora al escucharla decir aquello ¡me siento extasiado!

Quiero confesarle también mis sentimientos, que sepa que para mi es la primera y la única y que siempre será así.

Pero algo sucede... Pierdo la nitidez de los objetos... ¡No! ¡Su imagen se pierde! ... ¿O soy yo que desvanezco?... ¡No! ¡No quiero perderla! ¡No otra vez!... ¡¿De nuevo?!... ¡Espera! ¡NO!

Todo se oscurece.

No sé dónde estoy, tengo los ojos cerrados, pero me mantengo consciente. Empiezo a escuchar una voz a lo lejos. ¿Será ella?. Me dice algo, no distingo qué es, pero me gusta. Me hace sentir en paz y pleno. ¡Es una canción! Y me suena tan familiar, aunque por más que trato mi memoria me falla... ¿Quién será? ¡Quiero despertar! ¡Quiero volver a los brazos de mi amada!

Pero... tengo miedo. La situación en la que estoy se vuelve cada vez más irreal. ¿Y si al despertar, ella no está? ¿Y si realmente nunca existió? ¿Y si sólo se trata de un sueño nada más?

...